El cortometraje puede marcar la diferencia.
A veces los profesores de ELE nos quedamos en blanco sin razón alguna y nos encontramos en la situación en que tenemos que tomar decisiones rápidas siguiendo nuestro instinto de buen docente para preparar la clase del día siguiente. Lo que pasa es que en la mayoría de los casos, por falta de tiempo, necesitamos algo que nos permita ocupar al menos un tercio o hasta la mitad de la clase y, al mismo tiempo, algo que sea significativo y dinámico para el aprendizaje de nuestros alumnos. Ante este inevitable inconveniente, me gustaría compartir una actividad que, a mi juicio, resulta ser efectiva y da mucho juego en el aula. El uso de los cortometrajes para la enseñanza de ELE puede salvarnos la vida en muchos casos, especialmente en aquellos días tan atareados donde el tiempo es lo último que tenemos a disposición.
Dicho lo cual, me viene a la memoria una vez que me llamaron de la academia, para la que estaba trabajando sólo como substituto, justamente un día antes de la clase que tenía que dar a alumnos marroquíes durante cuatro horas. Puesto que me avisaron con muy poco tiempo de antelación, tuve la brillante idea de utilizar un cortometraje de un minuto y medio que la profesora Irene, de la asignatura de Cine y Literatura, nos había aconsejado dos días antes de lo ocurrido, de manera que pude desarrollar una secuencia didáctica de una hora y pico. El cortometraje se titula “Los gritones” (https://www.youtube.com/watch?v=7EHO7Q8FjsM&t=10s) de Roberto Pérez Toledo.
A partir de este cortometraje, los aprendices divididos en parejas y tríos tuvieron que inventar un posible final, triste o feliz, continuando el diálogo de los dos personajes que aparecían en el corto en el que el chico declara su amor a su amiga, pero, al parecer a ella no le gusta tanto. Seguidamente, tras haber puesto en común su producto, pedí a los aprendientes que inventaran otro tipo de conversación en un distinto contexto utilizando todos los recursos gramaticales, lingüísticos y tecnológicos que tenían a disposición.
La actividad fue un éxito, de hecho, tanto los aprendices como yo nos quedamos muy contentos al final de la clase porque al aprender nuevas expresiones y vocabulario pudimos pasarlo bien y echarnos unas cuantas risas por lo que salía de las historias inventadas por los alumnos. Por un lado, unos grupos optaron por un final más optimista en el que, por ejemplo, la chica del cortometraje estaba poniendo a prueba su amigo para averiguar hasta dónde llegaría a fin de que surgiera algo entre los dos o que ella, asustada por la inesperada declaración, niega sus sentimientos por él y que en un segundo momento cambiaría de opinión. Por otro lado, unos grupos decantaron por desarrollar un final bastante trágico donde el chico, por ejemplo, por su amor no correspondido se lanza de la terraza acabando con su insignificante vida. También se propuso un final más calibrado en el que el chico pide explicaciones a la chica del porqué no le quiere o en el que expresa sus sentimientos por ella de una vez por todas y se besan.
Además de haber apreciado la creatividad de los alumnos, me fijé en que la secuencia al ser tan motivadora daba mucha chicha para trabajar estructuras típicas del habla oral y al mismo tiempo el léxico. Por ejemplo, la forma “es que…” para expresar rechazo y excusa resultó muy útil y práctica, especialmente en un nivel básico, la cual aporta más fluidez y puede ser utilizada como estrategia discursiva para empezar una frase y ganar tiempo para comunicar con más precisión lo que se quiere expresar.
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Ejemplos que surgieron en clase:
Es que...
--> te veo sólo como amigo.
--> me gusta otra persona.
--> tengo miedo.
Al igual que esto, pude reciclar esta secuencia didáctica para mis clases particulares, lo cual está trayendo sus frutos. A mis alumnos les encanta el vídeo y, por lo visto, les motiva mucho a la hora de hablar de sus experiencias sentimentales, ya que la historia trata este tema. La secuencia didáctica que suelo proponer en mis clases particulares es básicamente la misma que llevé al aula con los aprendientes marroquíes, sin embargo, a pesar de eso, sí tengo en cuenta que al darlas de forma individual mi participación e interacción con el alumno es más activa y funcional.
En fin, profesores, compañeros de esta bonita profesión, si os quedáis en blanco y no tenéis ni idea de lo que llevar a vuestras clases, pues ya tenéis un recurso más que os salvará seguramente la vida y marcará la diferencia al llevarla a cabo en el aula.
¡Suerte!
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Maurizio Salvatore Idili


